domingo, 13 de enero de 2008

Sobre el libro Tertulia de Haiku

TERTULIA DE HAIKU


Tertulia de Haiku es un libro coral, donde hemos querido que aparecieran todos los poetas que asisten, o han asistido alguna vez, a la Tertulia Almudín. Nombres conocidos en los foros de internet como Susana Benet, Marcos Andres Minguell (Maramín), José Luis Vicent (Barlo), Enrique Linares, o poetas conocidos con libros editados como Jose Luis Parra o Carles Santaemilia, y demás tertulianos como Mila P. Villanueva, Lucho Aguilar, Virginia Llorens, Patricia Marrades, Sara Juarez, etc…
Destacar también los magníficos dibujos tan llenos de la esencia del haiku que Susana ha pintado exclusivamente para el libro.

Y comenzaría con la definición que ellos mismos dan en el libro sobre el haiku:

“el haiku es una lección de silencio”
“lo cotidiano de la vida que nos lleva…”
“exclamación interna”
“vivir el momento presente”
“combinación entre percepción y emoción”
“mirar hacia fuera”
“literatura sin artificios verbales”
“deseo de vivir plenamente el momento”
“atención y tensión para decir lo esencial”
“minúsculo islote de palabras en un mar de silencio”
“contemplación de un instante”
“perderse a partir de 17 sílabas”
“un trocito de la realidad”
“fresca sabiduría”
“infancia recobrada”

Yo creo que el prólogo de Antonio describe con gran acierto lo que es una tertulia de poetas de haiku, haijines para ser exactos. Una reunión de atentos, como él dice.
De aquí nace este libro, de estar atentos a lo que nos rodea. De esas cosas cotidianas que por ser aparentemente vulgares pasan desapercibidas.
Creo que la primera vez que leemos un haiku lo primero que se piensa es: que “tontería se ha escrito aquí”. Posiblemente nos falte todo un curso de aprendizaje para estar atentos. Como digo: de estar atentos a lo que nos rodea por muy normalizado o cotidiano que parezca. De ahí se nutre el haiku.

Uno de Susana que refleja estupendamente lo que os quiero decir:

Vaso de plástico.
El café de los lunes
es más amargo.

Hay mucho trasfondo en este haiku. Dice mucho en lo que no dice, en lo que hay detrás de ese lunes. Muchas veces se valora un haiku por lo que no dice, por lo que queda entre bambalinas.


U otro de Marcos, Maramín, para lo que asiduamente leen los foros de las páginas web.


vuélvese el viejo
al paso cimbreante
de dos muchachas.


Hay mucha ternura en estos versos.

Otro de Mila:

Semicerrada
en el suelo reposa
la flor de un día.

Hay que tener los ojos bien despiertos para contemplarla.

Otro de Patricia con mucha carga de atención en sus versos:
El niño juega
con unas hojas secas.
Le cuelga el moco.


U otro de Virginia con una especial visión de un problema social:

De madrugada
el borracho le habla
al maniquí.


Y por último uno sutil y profundo de José Luis (Barlo), que elevaría a la categoría de gran haiku:

seto aplastado
sin la vieja indigente
ya sólo un hueco


De estas atenciones se nutre el poeta, y rápidamente, como si tomara una fotografía, refleja en una pincelada de 17 sílabas, en su libretita que siempre le acompaña o cualquier trozo de papel a mano, lo que le llama la atención, una atención con cualquiera de los sentidos: visual, gustativo, táctil o auditivo. En este libro, hemos querido que cada autor encabezara su grupo de haikus con uno de ellos escrito de su puño y letra. Intentando reflejar ese retrato del haiku que hemos sorprendido, esa fotografía del instante.

Tertulia de haiku reúne los poemas que se han ido seleccionando a lo largo de esta último año, poemas leídos y comentados en cada tertulia. Os aseguro, que personalmente he disfrutado con muchos de ellos y durante algún tiempo han ido acompañándome en el autobús al trabajo. También contiene la pequeña selección de amigos haijines que capitanean páginas web dedicadas a esta forma poética. Muchos de nosotros hemos aprendido en sus foros: Luís Corrales en El Rincón del Haiku, Grego en Paseos o Maitía en No-Michi.

Hay algo que hace especial a este libro, y es un capítulo dedicado con el nombre original de Haikus sin loto. Como un cambio de tercio, el haiku se vuelve irónico y con una gran carga de humor, revuelve lo cotidiano para sacarle esa sonrisa, a veces tan necesaria. La idea se la debemos a uno de los tertulianos: Carles Santaemilia, que nos amenizaba las tertulia con sus particulares haiku.

Para terminar me gustaría entresacar unas frases de este prólogo genial de Antonio, que coronarán estupendamente lo que os quiero decir:

¿Cómo podrían escribirse haikus sin el combustible de la atención? Sólo los atentos ven. Sólo los atentos amasan el detalle de lo que ven. En cuanto que migas del pan total de la experiencia, los haikus requieren de dedos hábiles y ojos despiertos, aunque sin el énfasis de la vigilia perpetua, actitud en cuyo interior quedaría sofocada la respiración de los instantes. (....) Con mi dedo señalo la realidad. Mi dedo es real. Nadie escapa del yo y nadie escapa del mundo.


Enrique Linares